🟢 He perdido completamente la esperanza en mi persona
Me seco los berretes de lágrimas para sonreír al vecino y decirle que todo va bien
Restrinjo comidas, me doy un atracón, me entra el sopor y vuelta a la cama.
¡QUÉ COMPLICADO SALIR DEL BUCLE!
Semanas, meses o años bajo el mismo bucle.
Cada día es una nueva oportunidad para convencerse de que a la mañana siguiente todo será diferente y podrá encontrarse un remedio que permita abandonar la espiral.
Sin embargo, todo acaba volviendo al mismo punto.
Me levanto con relativas ganas, decidido a poner solución al problema, dejar de vivir evitando y vencer mis miedos.
Por la mañana, me quedo en ayunas. Parece que incluso hoy sí voy a poder rendir.
Me acaba entrando el hambre y no puedo controlarme. Termino consumiendo lo primero que pillo.
Habitualmente, estos alimentos los entiendo como prohibidos, lo cual me hace sentir horrible, pero ya que estoy, de perdidos al río, arraso con todo hasta sentirme completamente lleno, e incluso con cierto malestar.
Tras ello, me entra un sopor abrumador. Me quedo sin fuerzas y me digo a mí mismo que puedo permitirme una siesta de 30 minutos. Luego, estaré mejor y podré continuar con mis responsabilidades.
Cuando suena la alarma, la apago y pospongo de forma cuasi-infinita.
Acabo despertando cuando ya ni el sol me espera.
Me siento fatal. He perdido el día. No he hecho nada de lo que debería.
Y para colmo, ya no tengo ni gota de sueño, por lo que voy a ponerme vídeos de YouTube hasta las tantas de la madrugada para ver si caigo rendido.
A fin de cuentas, ya no son horas para estar trabajando.
Al día siguiente me levanto tarde.
Me siento siempre a contracorriente, como persiguiendo a un mundo que no quiere esperarme, como venciendo a una marabunta que camina en dirección contraria, como mecido por un viento que me da de cara.
Y cada día me veo peor, me siento peor, me convenzo de que no hay remedio.
Aborrezco mi cuerpo. Me miro al espejo y me odio. No quiero salir en las fotos. No paro de engordar.
No quiero que el mundo me vea, por lo que me quedo entre mis cuatro lóbregas paredes.
Ya saldré cuando todo esté bien, cuando haya conseguido abandonar el bucle, cuando me vea perfecto y tenga la impresión de que mi imagen merece respeto.
Me recluyo. Cada día evito más. Cada día me expongo a menos ambientes. Cada día mis experiencias son más limitadas.
Ya no confío en mí. Ya no me tengo esperanza.
Lloro a escondidas y me seco los berretes de lágrimas para sonreír al vecino y decirle que todo va bien.
—
Si buscas ayuda psicológica, aquí estamos. Nuestros terapeutas conocen las leyes de la conducta y:
Ayudan a las personas a mejorar su bienestar.
Lo hacen en el menor tiempo posible.
Utilizan técnicas efectivas.
59 euros la sesión.
Y si tienes problemas económicos, tenemos un precio especial para ti.
Aquí:
¡Abrazos!
Equipo de enGrama.
__
▸ Si te ha gustado este email, reenvíaselo a un amigo/a.
▸ Si te han reenviado este email y quieres recibir otros parecidos, visita el enlace.
▸ Si quieres dejar de recibir estos emails, puedes darte de baja en cualquier momento a través del enlace en el pie de página.